Cevejara
Como en cascada, llegarán en lo que resta de este último mes y medio del
años; los segundos informes de los 212 presidentes municipales veracruzanos,
una vez que el gobernador Javier Duarte de Ochoa rindió el propio; el segundo
también, pero muy esperado por su contenido económico, político y social.
Ahora el turno corresponde a los alcaldes desde el Pánuco hasta el
Tonalá y por supuesto que también llaman la atención porque un alto porcentaje
de ellos continúan como cuando iniciaron; tronándose los dedos por las
descapitalizadas administraciones que recibieron.
Arcas vacías, millonarias deudas por créditos signados por los
antecesores pero sin soportes que sustentaran la correcta aplicación de esos
recursos, a lo que había que agregar una gran cantidad de obras inconclusas
pero reportadas como concluidas.
Hubo incluso algunos de esos presidentes municipales del trienio
2008-2010 que desaparecieron toda la documentación oficial para borrar rastros,
mientras otros ni siquiera se atrevieron a presentar su último informe de
labores porque si bien entrarían al recinto del evento, no los hubiesen dejado
salir los acreedores.
La ya de por si difícil situación de inicio de gobierno se complicó más
porque el Congreso Estatal y el Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS) habían
aprobado sin observación grave alguna, las Cuentas Públicas de esos
Ayuntamientos; dejándolos a los nuevos en total estado de indefensión al no
existir según esas dos instancias culpables de tales saqueos calculados
conservadoramente en unos mil
millones de pesos.
Esos que en la práctica son muy explicables veredictos del Congreso y
del ORFIS, corrupción pues; marcaron a gran parte de los actuales gobiernos
municipales veracruzanos que llegan a su segundo de tres años de gestión como
iniciaron; haciendo circo, maroma y teatro destapando un hueco y poder tapar
otro hasta que la crisis económica tocó fondo..
Será entonces esa la particular característica que identificará los
segundos informes municipales, la misma de los primeros; sin dejar de reconocer
que sin poder afirmar que la marcha de todos fue sostenida y tampoco la obra
pública porque otro freno lo constituyeron los recortes federales..
Ante ese crítico escenario, los más avezados alcaldes a los que sus
presupuestos apuntalaron, lograron renegociar las deudas del pasado con
instituciones bancarias de servicio a largo plazo y por ésto, prolongándolas
hacia los futuros cabildos.
Todos llegan al penúltimo tramo de su gestión y no pocos de ellos tienen
proyectos políticos futuristas, ya para enganchar algo en el nuevo gobierno
federal peñanietista, con el estatal, alcaldías; el próximo Congreso Local y
los más se darán por bien servidos si logran librar sin problemas este
complicado reto que les dejaron los que se fueron con las alforjas llenas,
aunque ellos no se irían con estas vacías.
Una señal que podría enviarles el gobernador Javier Duarte de Ochoa a
los considerados más picudos entre los 212 alcaldes, será con los
representantes personales que designe para sus informes como por ejemplo, a
Alberto Silva de Tuxpan o Salvador Manzur de Boca del Río enlistados para
empresas mayores como la del 2016.
Igual pero guardando las recomendables distancias, los que; aquellos o
aquellas que Karime Macías de Duarte comisione para los informes de las
presidentas de los DIFs municipales entre las que hay más de una que le tira a
heredar la silla grande que hoy ocupa el esposo.
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